miércoles, 25 de agosto de 2010

ÁNGEL INFELIZ

Como todos los ángeles, Jaime nació desde el amor absoluto de su madre, que le llevó en su vientre durante los nueve meses de gestación necesarios para la salubridad y la alegría de su nacimiento.

Despacio, sin ninguna prisa, y con pocas ganas de ver el mundo exterior, salío del vientre materno sin complicación alguna.

Cuando pudo respirar, sentir la temperatura y notar que su estomago ya le pedía alimento, se decepcionó, y fué el primer momento en el que decidió rotundamente que no le interesaba vivir en este planeta llamado Tierra. Prefería con mucho, vivir en lo etereo, como una gran energía, entre vientos, melodías y buenos aromas...

A los tres meses de pisar tierra firme, se le ocurrió la manera inconscientemente de salir de aquí. Se pondría gravemente enfermo, para no tener que seguir en el sitio que tanto le desagradaba... Y así lo hizo, sin contar con la posibilidad de que su madre, que lo quería por encima de todo, iba a hacer todo lo que estuviera en su mano por salvarlo de cualquier enfermedad que pudiera perjudicar a su maravilloso bebé.
Enfermo del estómago, gravemente, ingresó en un hospital, y tras intervención quirúrgica, mimos y letano tratamiento, fue mejorando con el paso de los meses. Recuperó la sonrisa, y su mamá la alegría de poder ver crecer sano a su hijo, preciado tesoro.
Jaime vivió más o menos feliz durante los siguientes veranos... Nunca sintió la felicidad absoluta, y casi siempre sentía que le faltaba algo, sin saber qué era realmente.
Era un chiquitín que no se conformaba con su vida. Aunque la bondad en su corazón, no le permitía hacer maldades a nadie. Más bien era demasiado bueno, y algo acomplejado.
Creció feliz junto a sus hermanos y su familia, y aunque sentía ciertos celos de la más pequena, también la quería muchísimo, y es por ello que siempre sintió el deseo de protegerla de todo lo malo que le pudiera ocurrir.
Cuando llegó la adolescencia, sus ansias de abandonar este plano, volvieron a integrarse en sus más íntimos pensamientos, y en lo más profundo de su corazón, que parecía desintegrarse con sólo ver las cosas que sucedían a su alrededor.
Tenía sensaciones oscuras, que no le dejaban dormir en paz, y lo pagaba con las personas más cercanas a él, es decir, con las que más amaba... No lo hacía a propósito, simplemente lo hacía porque le salía así, sin pensar en el dolor que podía causar.
La bondad seguía siendo guía de su vida, y su madre y familia eran intocables para él, los quería con el corazón abierto.
A pesar de su belleza física, de sus manos artísticas y de su gran inteligencia, no se valoraba, no se quería, y se dejó llevar por la vida... Se dejó, poco a poco, arrastrar por ese vacío que le envenenaba, que le hacía sangrar por los poros de la irrelevancia... Y así, se iba dejando llevar por las malas companías, por las falsas seguridades que ciertas creencias te dejan hacer, y por el auto maltrato de su propia agonía... Desafortunado camino a elegir...
Naturaleza sensible y fuerte, todo le parecía mentira, y todo era irreal. No confiaba en las palabras de casi nadie, y nada le daba fuerzas necesarias para sonreir constantemente, no le hacía falta, según decía.
Violado por sus propios pensamientos, se dejó envolver, engullir, por las tinieblas, por lo pecaminoso y el sendero de la malicia le tentaba constantemente, sin dejarse atrapar del todo, sólo lo hacía cuando no tenía escapatoria, y era entonces, cuando él mismo se daba cuenta... Pero era tarde, y el arrepentimiento no lo cura todo... Y eso, le cargaba de culpa y de mayores malos pensamientos hacia su persona.
Él desconocía ser un ángel maravilloso, porque no alcanzaba a ver su halo, pero iba con él a todos los sitios, y su padre era Santiago, que le hablaba, junto con otras voces más internas todavía. Y ésto, era lo que le confundía, la discordia entre tantas voces aconsejando...
Jaime, un ser de luz descontento por caminar por estos senderos, se dejó llevar, y se dejó llevar, y se dejó llevar... Hasta que el remolino que sentía en su cabeza, se convirtió en algo antinatural, irreal, y nada confortable para sus adentros, para su sensibilidad.
Su familia le importaba, le importaba mucho, pero no quería estar aquí... No quería, y cuando una persona toma una decisión tan importante como para desearla con todas sus ganas, dificilmente no se cumple...
Y así, su mami querida, le salvaba una y otra vez de sus tormentos, de sus agonías, y de su falta de deseo de estar aquí... Y le salvaba, como es natural, sin darse cuenta que su deseo era partir... Partir lejos del sitio en el que no podía ni quería estar...
Y tras las épocas de deseos y de algunos fuertes sufrimientos, en un lugar recóndito, su corazón dejó de palpitar sin sufrimiento...
Y por fin, su deseo de subir a las nubes, y descansar allá, sin tener que pensar nada más que en su condición de ángel, Jaime nos dejó, y su felicidad, que en vida no veía, ahora se puede percibir a través de las miles de estrellas que brillan y dan luz en los corazones de su familia que le recuerda cada momento, y que jamás olvidarán al ser de luz que él fue...
JAIME ERES EL MÁS BELLO Y MARAVILLOSO DE LOS ÁNGELES! NUNCA TE OLVIDAREMOS! SÉ FELIZ...