Porque mientras las huellas van dejando un camino atrás, la osadía del más atrevido piensa en recordar constante por donde paso.
Para qué sirve recordar ese camino? Quizá para retener en el intelecto o quizá para aprender que en la realidad no hay nada.
Y que es la nada si no otra cosa que también existe?
Se interpreta igual la lectura de un libro. Al finalizar pasa a ser una colección en tu mente que difícil podrás memorizar al detalle, aunque te haya gustado hasta la saciedad.
Porque de mentes olvidadizas esta llena la existencia.
Porque de almas errantes esta lleno el camino.
Y lo podrido también existe; dejando y penetrando su olor por todas partes, por todos lados.
Sólo hay caminos por donde vagar, y a veces pernoctar... Nada más...
Perdona que discrepe de tus palabras Haydée, hay caminos maravillosos, llenos de flores con colores preciosos donde pasear y caminar disfrutando de las fragancias que nos llegan. Tenemos que despertar nuestra alma para que no vague errante y encuentre esos bellos caminos. Un abrazo
ResponderEliminarHermosa reflexión,me encantó la analogía de la lectura del libro
ResponderEliminarAbrazos
Queremos dejar huella como una esencia impregnada en esto que es la vida. Y el miedo se apodera de nosotros cuando descubres que en esencia nuestro paso es demasiado cercano al mar. Y si miras hacia atrás fácilmente habrá sido borrado por una ola. ¿Pero significa eso que no hubo camino? Tú conoces de hasta la profundidad de cada huella, si ibas torcida o te paraste o perduró más que el resto.
ResponderEliminar¿Tiene sentido un camino que se borra?
Tanto como el paso del tiempo.
Somos de ida y vuelta. Si quieres puedes recordar y decir, aunque el mar haga de las suyas. O añorar, o intentar olvidar. Hasta inventar.