No en pocas ocasiones me podría describir como una persona con soberbia, y con un carácter implacable. Al igual que que, no en pocas ocasiones, puedo mostrar mi cara más humilde. Sólo dependerá de qué me transmita o me haga sentir la persona con la que estoy debatiendo.
Lo cierto es que ninguno podríamos describirnos como humildes o no humildes, todo dependerá del tema, la situación, las maneras, las formas, y por supuesto, la persona con la que estamos discutiendo. Hay veces que la persona más humilde pueda pensar y reaccionar de una manera más fuerte, y creamos que tiene "doble cara", y no tiene por qué ser así, de esa forma... A veces, perdemos la razón por los tonos, las circunstancias... Y se nos olvida nuestra esencia, que es, en realidad, lo que más debe importarnos... Pero lamentablemente todo nos afecta, somos simplemente humanos. Humanos con sentimientos, reacciones, químicos, actitudes... Es sólo lo que somos; independientemente de lo que queramos demostrar...
A veces simplemente queremos hacer daño de una manera consciente o inconsciente, y lo conseguimos. Y ya cuando el daño está hecho, es cuando nos damos cuenta de que podría haber sido de otra forma, o nos gustaría volver el tiempo atrás. Algo que no se puede conseguir, al no ser que vivamos en una película de esas de Hollywood, donde todo es posible.... La realidad es muy diferente a la ficción... Aunque ésta, a veces, la supere con creces.
La cuestión es que la humildad es una gran virtud que no debemos dejar pasar por alto, y que debemos conservar como algo único, especial, e intocable.
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