lunes, 10 de octubre de 2011

AMANECIENDO EN EL AGUA


Amaneciendo en el agua. Madrugada de maravilla. Naturaleza, amistad plena, y alegría incomparable...
Noche cerrada, muy oscura. Llegada a la playa. Nadie más que nosotros y la naturaleza, plena.
Los pasos se oían fuertes, y las sonrisas se dibujaban en el aire.
Cinco tablas, cinco ángeles... Entrando en el agua, ciegos por la nocturnidad, pero claros por el mismo deseo, que nos guiaba, nos llevaba al fondo... Justo el deseo que queríamos...
Y dormidos nadábamos encima de nuestras tablas, queriendo llegar detrás de la barrera de olas, para no perder detalle del amanecer, que era lo que queríamos, verlo, vivirlo, sentirlo.
Mi regalo de aniversario!
Justo a tiempo, cuando pasamos todas esas olas grandes y espectaculares, y pudimos sentarnos a oír el silencio, un tímido sol empezaba a desperezarse de su letargo nocturno, y la calma era tal, que no tiene descripción.
Al igual que las sonrisas que todos los que formamos ese grupito teníamos. Una maravillosa sensación, que me llegó al corazón. Una autentica maravilla poder compartir con personas que quieren y desean lo mismo que tú, por lo menos en el agua. Y los cinco sabíamos que queríamos estar allí, y queríamos compartir ese momento que la naturaleza, tan generosa, nos regaló.
El cielo se iba despejando, poco a poco, y los reflejos del sol, iban tintando el agua, tornándola de un naranja que jamás hubiera podido imaginar. Y los reflejos de las nubes eran formas extraordinarias.
Y la paz que allí se sentía es absolutamente incomparable con nada.
Una experiencia inmensamente maravillosa, increíblemente mágica.
Un antes y un después.
Una alegría y un gran sentimiento.
Un regalo inolvidable.
Un fin de semana entranable.
Un amanecer acuoso indescriptible.
Un valor de la amistad mucho más rico.
Una aventura inimaginable, que transcurrió bajo los deseos de un maravilloso embrujo.
Y por todo ello, sólo tengo agradecimiento para aquellas personas que me acompanaron en esa maravillosa experiencia que jamás olvidaré, que por siempre recordaré.
Estefanía, mi querida hermana rubia.
Emiliano, el más intenso, el positivo.
Bolivar, aventurero y divertido.
Omar, fanático del protagonismo.
A todos ellos, gracias por el esfuerzo, por la preparación, por la intención, por la emoción, por las sonrisas, por la compania, por la alegría, por su silencio, por sus abrazos, por su existencia...
El mejor regalo...

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