domingo, 26 de mayo de 2013

NUTRICIÓN








Para nutrirme constantemente, tengo a las personas que se cruzan en mi camino. Y lo hago, saco jugo de cada experiencia, de cada mirada y de cada detalle que me interesa retener...
Mis pupilas me ayudan tanto como mis manos.
Toco con el corazón, y siento y palpo con mi mente.
Cada rincón oculto que vislumbro en los detalles, me hace nutrirme de un sinfín de maravillas.
Y me quedo exclusivamente con la parte que me llena, y me hace aprender... No califico con palabras de atención, simplemente, me nutro.
Porque nutrirme es lo que necesito a cada paso que doy, y me arranco el arraigo de cualquier sentimiento que haya podido experimentar anteriormente, para poder florecer a cada paso de lo nuevo que me nutre en ese momento.
Y siembro en mi esperanza, la maravilla de haber conocido personalidades nuevas, o disfrazadas de alguna antigua copia involuntaria.
Y me agarro a la oportunidad de realizarme con nuevos gestos y palabras.
Y puedo llegar a llorar por frases incómodas, como también me puedo burlar al terminar de hacerlo.
No predico algo que no viva y reproduzca yo misma, lo hago con el ejemplo.
Y no me miento, ni miento a las personas circundantes. Sólo me nutro de sus habilidades y de sus torpezas, al igual que lo hago con las mías...
Y cada detalle me sobrecoge inmensamente, y sigo nutriendome con todo, y también con nada...
Recorro las calles en búsqueda de caras nuevas, de nuevas conversaciones, y de ojos azules que sean algo más que eso... 
Me nutro con mis propios miedos y con mis propias inhibiciones, porque la vergüenza, en ocasiones se apodera de mi, y en otras, me deja completamente sola. Y esto lo convierte en más nutriente, si cabe.
Y seguiré nutriendome de nuevas almas, hasta que mi cuerpo aguante, o hasta el día de mi muerte...


No hay comentarios:

Publicar un comentario