lunes, 24 de octubre de 2016

MI CAMPO












Sí... Después de un interesante día de emociones, de muchas tareas, me dispongo s salir fuera de mi casa... Cruzo al campo que resta de mi hogar unos veinte metros y me dedico a respirar...
Respiro profundamente y siento el aire correr por mis venas... Siento como cada molécula de oxígeno se adentra en mi cuerpo cansado del día a día... Y puedo respirar tan profundo que el aire ya me permite ver más allá... Y veo, por fin veo que estoy en plena naturaleza... Afortunada... Afortunada por estar en ella, por poder sentirla cuando me plazca, simplemente cuando tenga ese deseo...
Ese deseo que en pocas ocasiones llego a realizar por disfrute, y que hago mecánicamente, sin darme cuenta que me lo estoy perdiendo... Me lo pierdo por no saberme disfrutar de las pequeñas cosas que la vida nos brinda... Pidiendo a cambio respeto, solo eso... Respeto a la naturaleza... 
Me doy cuenta que en frente de mi nariz poseo toda la libertad que quiera y que necesite... Porque con sólo cruzar una estrechísima Calzada, el cemento gris, las preocupaciones estresantes y los agobios, se convierten, si los dejo, en naturaleza viva, pura y plena...
Naturaleza somos todos...

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