miércoles, 6 de octubre de 2010


Me gustaría saber de qué color es el viento cuando respiras, y miras a través de tus pupilas hambrientas de observar.

Quisiera disfrutar de la delicadeza de los pasos esfumados y enterrados por el agua, en la arena, cerca de la catarsis.

Desaría tocarte sin tenerte cerca, y saborear el hueco de tu ausencia bajo mi piel y mis creencias.

Con agrado vestiría mi cuerpo desnudo bajo el manto de una noche fría, acaramelada y aterciopelada, mientras los grillos mudos rechazan su canto por la belleza externa.

Trataría por todos los medios de divagar sobre algo cuerdo, o justificar sobre algo sin lógica y con un toque de romero emergente...

Difrutaría si tu pelo se moviera en un paraíso donde el aire triunfa por su ausencia y sabor.

No dejaría que la carcel de la vida, obligara a pasar y vivir en el infierno friolento y sin necesidad de aprendizaje.

Quisiera ver sin tener que hacerlo con los ojos, y disfrutar sin necesidad de aprisionar o apretar en demasía.

Querría ver sin mirar, caminar sin apoyar los pies, y querer sin sentir...

La hierba buena me deja sin palabras con su olor y atracción, y necesidad de repetir y repetir...

Quisera disfrazarme sin tener que falsear una personalidad que no corresponde con la mía.

Y disfrutar de bellas palabras sin necesidad de oírlas...

Quisiera recordar sin tener que usar la memoria...

Besar sin tener que rozar...

Aliviar sin pasar la mano por el hombro...

Acelerar sin tener que pisar el freno...

Dormir sin sueño...

Comer sin hambre...

Respirar sin necesidad...

Quisiera galopar sin someter a ningún animal o ser vivo...

Sonreir sin motivos...

Besar sin rozar...

Acariciar sin empalagues...

Conversar con la mirada...

Quisiera vida sin muerte, y muerte sin vida...

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