miércoles, 13 de abril de 2011

LIBERTAD




LLevo horas tumbado. El silencio me castiga. Mientras, por la ventana de mi hogar, que está abierta, llegan olores de vez en cuando. También se oyen los murmuros de la gente que pasa. Hace calor y estoy angustiado por querer salir a la calle, pero no puedo. Sólo no puedo ir.

Me molestan los ruidos que escucho mientras me desespero por saber hasta que hora voy a estar aquí metido.

Me duelen los huesos de la posición, sólo quiero ser libre un rato, por lo menos un poco.

De cuando en cuando oigo el ruido de las llaves de algún vecino que abre su puerta y, sigo en la misma posición al darme cuenta de que no proviene de mi casa.

Tengo hambre, más no sé cuándo comeré. Nunca sé nada.

Una mosca está dispuesta a torturarme, y no deja de posarse en mí una y otra vez, no la soporto, sólo quiero libertad.

No soy independiente, y eso me desagrada. Aunque la adoro a ella. Es mi mejor amiga. Aunque somos tan diferentes, que sólo podemos compartir techo y caricias. Creo que no me comprende cuando le hablo. Y ella me deja con la boca abierta cada vez que me grita, porque nunca sé qué quiere de mí, ni por qué exige tantas cosas que no puedo darle. No lo entiendo. Sólo quiero libertad.

Ella sabe que quiero estar a su lado y a la par quiero libertad. Se lo he explicado tantas veces, mas no reacciona como me gustaría que lo hiciera.

Presiento por el claro de luz que entra por la ventana, que debe estar a punto de llegar. y si es así, si es verdad que llega ya, saldremos a la calle, y eso aclarará mis ideas. Pero la espera se hace interminable, inmensa.


Hoy no quiero hablar de nada, ni escucharla. Con sólo verla, me alegra. Veremos a ver de qué humor llega ella.

El conocido sonido de sus llaves hace que mi agudo sentido del oído se ponga más alerta que nunca. Ahí está, la sienta, la conozco, la huelo.

Por fin está en casa, y mi alegría por verla hace que ella sonría de oreja a oreja. Bien! Está feliz, y podremos salir a la calle... La llibertad está cerca, está casi aquí.

Me habla, mas no la entiendo. Ya empezamos. Lo único que quiero es salir de aquí, y ella se entretiene. No se da cuenta que lo único que quiero es pasear? Por qué tiene tanto que hacer sabiendo que la espero agotadoramente?

Ahora se le antoja cambiarse la ropa. Y me pone tan nervioso que sea tan egoísta que tengo que gritarle, no me deja elección. Y como siempre que lo hago, me manda callar, como si su opinión fuera la única que contara.

Creo que está molesta conmigo, otra vez, porque sin dirigirme la palabra, coge las llaves de la casa, y con un gesto indicador con la mirada, la clava en la puerta.

Deja que yo cruce la puerta antes que ella, sale tras de mí, y es cuando por fin me siento libre!

Ya estoy en la calle, disfrutando de la libertad que ella me da!!!!









1 comentario:

  1. Jajaja... contrario a lo que crees, él te entiende perfectamente. Fíjate en su cola...

    Ese es uno de los amores más incondicionales.

    ResponderEliminar