Los días transcurrieron rápidos e intensos... Unos días reveladores donde ha habido paz, y guerra. Donde ha aparecido la nostalgia, y la felicidad. Donde los minutos eran segundos, y donde las horas eran días. Unos días donde la sorpresa no dejó pasarse desapercibida. Unos días donde el viento rozó micara, y las quillas de una tabla me la marcaron...
Días cálidos, soleados, y con alguna tormenta interna, emocionales...
Días de descanso psicológico y de trabajo físico, donde el entrenamiento hizo que mi estres desapareciera.
Días de egoísmo en donde sólo me dediqué a mí, a mi bienestar, y a mi salud, porque era definitivamente más que necesario hacerlo.
Algunos momentos trataron de estropear algo bello, pero no dejé que me afectara más que unos cuantos minutos... Y aprendí algo más cada día. Y saqué experiencias positivas de algunas acciones negativas. Y reaprendí que la situación puede ser igual, pero es el sentimiento el que marca la diferencia de sentirse bien o mal.
Y refresqué mi memoria con un aprendizaje que pude poner en práctica de nuevo: no debemos darle más importancia de lo que tiene a las situaciones que pasan, que ocurren... Y si lo hacemos, nos quedaremos estancados, perdiendo nuestro tiempo, energía y disfrute.
Y reaprendí que quiero vivir junto al mar de nuevo... Que me gusta respirar, nadar, vivir...
Reaprendí que la vida es maravillosa, y que estamos en este plano para DISFRUTARLA!
Reaprendí que nadie puede romper el encanto de una situación, sólo nosotros mismos con nuestros miedos, con nuestros pensamientos.
Reaprendí que hay que tratar de encaminarnos hacia sitios cálidos, donde podamos disfrutar de los silencios, de las ganas...
Reaprendí que es más fácil disfrutar de la belleza que de la tristeza.
Reaprendí que la vida es maravillosa, y que está en nosotros verle el lado positivo a todo.
Reaprendí que me gusta la naturaleza, escribir, imaginar, sonar, abrazar, besar, observar, comer, caminar... Me gusta surfear, el mar...
Reaprendí que en esta vida estamos de paso, y que la muerte nos puede coger por sorpresa, y será mejor que nos encuentre sonriendo, disfrutándola.
Reaprendí que no tenemos porque soportar las cosas que nos desagradan simplemente por un sentimiento de culpabilidad.
Reaprendí que los molinos de viento sólo giran cuando éste está presente, pero que su belleza paralizada también existe, y no hace falta verlos en movimiento para apreciarlos...
Aprendí que los recuerdos son bonitos, mueren con uno, pero es mejor disfrutar del ahora y tratar de sólo recordar los olores...
Aprendí que hay situaciones en las que te sorprendes demasiado, porque son totalmente nuevas para uno, y que se pueden ver desde el prisma que elijas...
Aprendí que no todo lo que parece es... Y no todo lo que es parece...
Aprendí que es mejor obviar lo negativo, y subrayar lo positivo.
Aprendí que una mirada puede ser el centro de tu atención, y que las situaciones no se borran, pero sí pueden ser tomadas como elijas.
Aprendí que no existe el compromiso más que con uno mismo, que quien te lo prometa, miente, y se miente.
Aprendí que los valores y la estima se demuestran caminando, y rara vez corriendo.
Aprendí que el tiempo pasa deprisa, y se puede sacar el mayor jugo si uno quiere y desea.
Aprendí a quererme más aún, si cabe. Y a darle mayor valor a lo que me proponga, independientemente de desarrollar o no hacerlo.
Reaprendí que la noche es para dormir o hacer travesuras...
Reaprendí a ver más allá de las palabras y de los hechos, y que las cosas son...
Descansé mentalmente, y la claridad resurge por momentos...
Hermosa dama, bienvenida. Debemos dar gracias a Dios, cada día, por este preciado don (la vida). Deje todo lo malo a un lado, y sigua adelante... siempre.
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