OLORES

Echo de menos algunos olores que ponían en sintonía mi corazón y mi cerebro...

Cuando pienso en Madrid, me vienen a la mente, a la imaginación los espectaculares olores que desprenden las variadas pastelerías que hay en los bajos de algunas de las plazas por donde solía pasar. El parque del Retiro, con su humedad, me trae recuerdos olfativos de días estivales, con frío en la nariz...

Hay olores que me hacen falta. Hay olores de sitios, y hay olores personales... Necesito volver a olerlos para sintonizarme de nuevo.

Mi instinto animal me obliga a tener presente constantemente los olores que me alegran la vista olfativa.

Siento un profundo respeto por los olores, por el recuerdo que dejan grabado en uno, y por respirar con ellos metidos en la nariz, en el olfato...

Hoy desperecé con ansias de olores que me lleven a las nubes, que me suban al paraíso, que me den ganas de jugar, que me transporten...

Sé qué olores son los que más me apetecería degustar, y sé cómo me sentiría cuando los tuviera entrando por mis canales... Pero mi discreción prefiere salir a flote hoy...

Prefiero estar cautelosa, aunque quiero tener esos olores conmigo, y no dejarlos escapar jamás, jamás, jamás...

Hoy quiero oler lo que me transporta a ciertos sitios donde estuve paciendo feliz y tranquila...