miércoles, 21 de octubre de 2009

LA SIRENA 3

Ese pez que la observaba, tenia una afilada boca, ojos diminutos y cola grande y voraz. La imagen que reflejaba no era sino de terrible, aunque la sirena sabia de sobra que las apariencias enganan. Una vez que lo vio, no podia quitar sus ojos de encima suyo. Tal era la curiosidad y el miedo.
No queria despegarse de la roca a la que estaba sujeta para que no le hiciera dano. Ya habian pasado demasiadas cosas en su corta vida, y no estaba dispuesta a arriesgar de nuevo.
Pasaron minutos que parecieron horas, y cuando vino a darse cuenta, el pez ya no estaba a la altura de su vista, vaya! Eso le desconcerto aun mas, pues cuando creia tenerlo todo controlado, estaba mas sosegada. Ahora no sabia si el la observaba o simplemente se habia marchado.
Se quedo quieta unos segundos mas, y quiso nadar hacia su hogar, donde se sentia protegida. Asi lo hizo...
A medio camino, la cola navegando, las ganas renaciendo, a la altura de su cabeza percibio una sombra. Era el. Nadaba a su lado, con sus escamas flotando por las aguas. No nadaba detras, ni delante. Nadaba a su lado, casi dibujando una sonrisa que ella no queria percibir por el miedo que este le daba. No esperaba compania, ni la queria, pero la tenia...


Continuara........................

2 comentarios:

  1. Qué hacía ese pez allí? Sentía curiosidad por la sirena? Quizás Dios lo hizo una barracuda para poder surcar los mares y ver el mundo con otros ojos. Esa era su apariencia, pero qué quería en verdad el tímido pez? tal vez la mítica belleza de la sirena lo había prendado: el pensaba que la diosa de los mares no podia pasarse por alto.

    No sé... nadar a su lado es una muestra de simpatía, no de peligro. Quizás aquel pez solo quería compartir con la sirena un poco de su tiempo en esta vida. Si ella no quería compañía, solo tenía que decirle al curioso pez que ella quería estar sola en su mundo; tener un espacio para sí... al fin y al cabo el solo era otro pez más, pero tenía la fama de ser el más hábil de los depredadores en todo el océano; y, la sirena le tenía miedo a lo que el representaba, quizás no a lo que en verdad era: su acompañante en aquel momento. ese había sido su destino.

    Aquel pez, solo la acompañaba para que ella llegara segura a su morada; la defendería ante cualquier peligro y luego, podría seguir su camino hacia otro olvidado mar. Aquel pez, había surcado los mares solo durante años, había aprendido a apreciar la singular belleza de una sirena.

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  2. Es una barracuda, si. Parece que estamos sintonizados... La forma que le estas dando es muy bonita, y diferente a la idea que tenia, pero me gusta muchisimo! Gracias por hacer del cuento una continuacion inesperada!

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